La mayoría de las acciones de conservación requieren trámites ante la administración o incluso acciones judiciales. La mayor o menor calidad en estos trámites puede determinar que estas acciones tengan un resultado positivo, o no, para el medio ambiente. Para conseguir que estas acciones sean efectivas es necesario conocer los trámites administrativos que podemos utilizar y la mejor forma de hacerlo.
En este manual se describen algunas de las acciones más comunes de conservación que se llevan a cabo en una asociación conservacionista, y que en muchos casos puede realizar también cualquier ciudadano. Aunque la mayoría de las acciones pueden realizarse por cualquier persona, hay algunas de ellas que solo pueden ser llevadas a cabo por afectados, o por asociaciones que tengan entre sus fines la conservación de la naturaleza, o que en algunos casos posean además más de dos años de actividad.
En el primer capítulo se exponen las principales acciones que se pueden realizar en el procedimiento de evaluación de impacto ambiental, previo a la aprobación de los proyectos o planes. En el segundo capítulo se describe la normativa básica para la protección de especies silvestres y de espacios protegidos, y la forma en que se pueden realizar denuncias administrativas y penales cuando se detectan actuaciones contra la fauna y la flora. En el tercer capítulo se trata la conservación de los ríos y humedales. En el cuarto capítulo se expone qué debe hacer un ciudadano para solicitar información ambiental, un derecho reconocido por nuestra legislación. En el último capítulo se describe de forma somera la legislación más importante que debe conocerse a la hora de llevar a cabo acciones de conservación de la biodiversidad.
Gallego Bernad, M.S. y J.C. Atienza (2011). Manual de conservación: actuaciones administrativas y judiciales para proteger la biodiversidad. 163 pp. Edita SEO/BirdLife, Madrid.
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